viernes, 16 de octubre de 2015

Ecuador hace historia grande.


Quinteros manejó los bloques medio y bajo contra Argentina. Cada metro contaba. La línea de atrás servía para achicar y reducir. La presión no era individual. Conducir para liberar: Antonio Valencia transportó  pelota, actuó como imán para los argentinos que intentaban recuperarla, así provocaba que sus compañeros escapen de las marcas para poder conectarse con ellos mediante el pase. Tuvimos distancia de relación: ni muy juntos ni muy separados. 
Receptores a diferentes alturas: nos colocamos de manera escalonada. 
Si defiendes con todos en tu campo, podrás ser fuerte sin balón, pero tienes un problema serio con la pelota si no le das buena salida. Felipao y Miler, no abandonaron. Uno tapaba a Mascherano y el otro ayudaba en función de la zona donde se hallaba el esférico. Fidel desde el córner, Castillo la peinó y Erazo fue determinante. (1-0).Un minuto después Achillier desde su área, Noboa tocó para Miler quien cortó hacia Valencia, su ocupación racional del espacio  fue brillante, más allá de sus desbordes, lanzó de rastrón y Felipao carácter y gol. (2-0). 

Contra Bolivia aplicamos temporizaciones ofensivas. El primer acto no existió. La cancha llena de pozos de agua impidieron los pases cortos. En los 45 minutos finales. Nuestro juego de posición no renegó de la pelota larga, provocando ventajas en amplitud. Miler tuvo paciencia y continuidad  en la pared prolongada. Cazares fue su intérprete devolviendo el balón al claro donde Miler veloz y determinante anotó. Una nueva pared prolongada entre Felipao y Fidel apareció. El 9 fue incontrolable en ruptura y explosión para centrales y Vaca lo derribó. Felipao desde los once metros no tuvo piedad (2-0). Ecuador dejó bailar más de una lágrima de emoción.

AB. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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