viernes, 7 de agosto de 2015

El talento nos diferencia, la táctica nos iguala.


La pared que define está unida al gol. La clave del éxito reside, en la inteligencia del receptor para señalar el lugar donde quiere la pelota. El que marca el pase es el que arranca al vacío para recibir. Miler y Mena buscan una posición complementaria en ataque; uno va a recibir el balón y el otro se aleja de la jugada para terminarla.

Miler aprovecha los claros que deja su socio por distracción o por disputa. 
Bolaños jugando de falso 9, maneja el balón , se desplaza unos metros hacia el interior, perseguido por adversarios que lo presionan, y en ese instante Mena efectúa un giro, desde el eje pica hacia Miler, llevándose consigo a uno o dos defensas rivales. Este efecto provoca un claro en la banda opuesta por donde llegan Mondaini o Burbano. Entonces Miler con una personalidad cercana al atrevimiento ubica el pase al pie del compañero que aparece por el pasillo vacío, donde a nadie se le ocurre buscarlo. La cobertura rival está totalmente ensimismada en Miler y Mena, cuando el balón es dejado a la espalda de esta última línea oponente, para el remate al arco. El gol es una consecuencia del fútbol bien jugado y no de la desesperación por ganar. 
Todo está medido, los movimientos sin balón, el primer toque, los desdoblamientos desde la banda y las entradas desde la segunda línea. El pase o movimiento adecuado, son componentes de la táctica. El talento de Miler es la totalidad de lo real. El fútbol control permite a Emelec ir encerrando al contrario en su campo. 
La dinámica actual no admite esquemas rígidos.

AB. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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