viernes, 10 de julio de 2015

Fernando Pinillo ilumina al ¨Bombillo¨.


El central es un dinamizador, gira y acelera. Talento con autoridad sobre la pelota; defiende por colocación, por quite; fuerte en el cuerpo a cuerpo, firmeza para aguantar el choque; de lucidez despiadada cuando pisa firme el área rival. 
Jugaba contra LDUQ , era el segundo acto. Óscar Bagüí cedió la pelota a Pedro Quiñónez, que se corrió. Pinillo lo acompañó, intuyendo el centro. Y así fue. 
El balón llegó alto. Pensó en zambullirse, pero la pelota no bajó. Antes que el central interviniera le ganó al tiempo, sacó un frentazo dirigido y el palo le robó el gol.

Su sombra alargada en las dos áreas lo tapa todo. Vive para terminar la jugada; anticipándose al adversario y a sus compañeros. Su buen pase apuntala. Imprevisible para rematar de cabeza, con desmarque al vacío sus compañeros le acercan el balón en cada uno de sus movimientos por su arresto individual.

Fue ante LDUQ, se jugaban los últimos segundos que es cuando los partidos huelen a miedo, Giménez picó y lo alertó para que estuviera atenti. Y en vez de tirar, sorpresivamente se la pasó a Burbano que soltó rápido. Pinillo a la pelota la vio venir de lejos y como es su modalidad, entró a la carrera, saltó sobre la marca. Ya había visto donde estaba colocado Domínguez. Sólo atacando al balón podía alcanzarlo. Y así lo hizo. Gol y victoria dos nombres de la misma cosa.  
Las caras de los azules filtradas por la fatiga. Los gritos nerviosos de la tribuna que vibró. Emelec, el presunto cadáver gozaba de buena salud. Todos abrazaron a Fernando Pinillo. Emoción con revancha. El triunfo de un anónimo.

AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

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