Domínguez desde su puerta hace lanzamiento largo en fase de inicio para evitar la primera línea de presión rival. Los movimientos de Castillo, nueve de área tras recuperación de balón son frontales y directos contra el arco; apenas existen cruces o distracciones sobre la marca oponente. Diego Morales utiliza la conducción combinada con pase. Fantástico dominador del tiempo, saliendo por zona despejada, por el lado contrario de la jugada precedente. Diego Morales es audaz emprendedor de la maniobra improbable. Espera el movimiento de un interior en dirección opuesta a la de su conducción para asistirlo. Encuentra fácil la ruta de progresión, modifica las profundidades del ataque. Hidalgo de descomunal elasticidad y Cevallos que marca, gira, genera peligro. Muy pendientes como primera línea de presión: Castillo- Matamoros y Morales. La amplitud viene dada por extremos con movimientos de afuera hacia adentro.
El 4-2-3-1 o 4-3-2-1 garantiza equilibrio y superioridad en zona central. Morales en fase defensiva escalona sobre el lateral más adelantado del rival, también se ocupa del medio centro adversario más próximo. Todo el equipo presiona, que es una manera de atacar cuando no se tiene la pelota. Matamoros conduce, cambia los lugares de recepción sin perder eficacia. Él es creación en circuitos cortos. Quinteros por derecha busca ángulo de toque sobre la zona muerta, atrae defensores, así sus compañeros quedan en condiciones inmejorables para recibir libres y terminar las jugadas (revisar su asistencia a Cevallos para el gol ante BSC).
El ataque y la defensa no son elementos autónomos.
AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA
