En ocasiones, los errores no ocurren por culpa del futbolista involucrado en la última jugada, la causa es algo que salió mal en una acción anterior. Ejemplo: cuanto más corre un jugador con el balón, más probabilidades tiene de perderlo. Porque nadie se ofrece para recibirlo. En Emelec el arquero es un jugador más dentro del equipo con la única diferencia de que en el área grande puede usar las manos. Los centrales son los que más disfrutan de tiempo y zonas desocupadas. En salida de balón generan ventajas. Como no son de técnica exquisita encuentran una estructura por delante con receptores libres. También reconocen quién está haciendo distracción y no quiere el balón sino facilitar la recepción del compañero. Cuando se está al límite y no se sabe a quién pasar la pelota, el central puede poner un pase tenso de 40 metros. Leguizamón es el más destacado, leyendo sin errores el efecto de la pelota, cuando la pelota llueve viboreando sobre el área, cuando su frente infalible o su empeine imantado se reúnen con ella.
Sebastián Rodríguez medio centro reflexivo, cerebral y elaborado.
Capaz de marcar el latido del Bombillo. Vigorosa personalidad.
Tiene los interiores muy cerca para triangular. Alexis Zapata ocho ofensivo de espléndido tiro rosca ante el pie estirado del defensa. Indomesticable creador de riesgo. Generoso en el pique imposible.
En el área mete todas las que le pasan cerca. Toca sin desafinar.
No solo deslumbra cuando el partido está fácil, sino que desequilibra en los decisivos. Llega cuando nadie ve el hueco. Metiendo, achicando, cortando. Decide un resultado.
Como wing izquierdo se echa para atrás unos 15 metros en su campo,
la recibe libre y cuando el lateral sale a marcarlo se la toca al interior y pica a la espalda del lateral adversario buscando la devolución.
Hace lo inesperado en ese segundo movimiento donde gana panorama, levanta la cabeza y le da un tiempo más a la jugada.
AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA
