Salir jugando es un necesidad para Guillermo Almada. No es sinónimo de arriesgar, es más arriesgado empezar mal las jugadas. Se ensaya la salida. Márquez necesita del defensor, el delantero del volante. Consignas simples. Quién libera a Márquez, el esforzado Matías, además de los laterales, jugadores complementarios. Para Díaz el fútbol es síntesis. Tiene todo el tiempo para medir donde poner la pelota.
Ni los maestros del marcaje quieren defender cerca de su arco: La presión amarilla en campo adversario no solo tiene la ventaja de poder contra atacar a una defensa abierta, sino evitar que la mayoría de los adversarios corran hacia atrás para replegarse y formar un bloque defensivo delante de su área de penal. El juego posicional del lateral y el extremo:
Ely explota genio y energía, para jugar como sabe. No pierde el balón, gira, mueve al equipo. Saca limpiamente la pelota, divide al adversario y supera la línea defensiva. Barcelona no comete el error de dejar en el mismo pasillo al lateral Velasco y al extremo Esterilla. No pueden estar en el mismo eje.
Eso quita superioridad. Es importante que no coincidan, que no estén los dos en el mismo sitio. Si el extremo está amurado a la banda, el lateral debe ir por dentro como interior o al revés. En fútbol rapidez no es alcanzar la mayor velocidad posible, sino la más adecuada para evadir obstáculos. Por eso se relaciona siempre la intensidad con el éxito, lo que no suele ocurrir con la estadística del porcentaje de la posesión del balón. Porque tener más tiempo el balón no significa usarlo mejor.
AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
