Brasil tiene dos cualidades: gana siempre y aprovecha perfectamente el mito de su magia. A la altura del mito no está casi nunca. Posee una manera litúrgica de entender el juego ofensivo. Aun cuando ha actuado las eliminatorias con falso 9. El medio campo anticipa y no rechaza, porque esa es la primera pelota para atacar. El DT acoraza la medular para abastecer a las figuras de su delantera y a inigualables Coutinho y Willian. Ha producido mejores mediocampistas defensivos que lanzadores clásicos, talentos capaces de las transiciones adecuadas entre la defensa y el ataque de eso se encargan los laterales: Santos y Dani Alves, inagotables que progresan por las bandas, y una vez cerca del área los detalles de Hulk y Ganso se encargan del resto. Magos eran los de antes. Su paradigma no está relacionado con el juego de conjunto, sino con el aprovechamiento puntual de sus enormes individualidades llenas de recursos técnicos.
Ecuador: El doble pivote defensivo jugará en paralelo en defensa, para evitar pases interiores. En ataque Noboa se colocará por delante de Larrea.
Bien para buscar tiros lejanos o llegar a zonas de remate. Larrea tendrá que hacer el trabajo gris. Al área no se llega, se aparece: Miler- Antonio Valencia-Montero y Enner se complementan. Bien a través de un pase o generando una combinación. Enner no se quita el balón de encima, buen cabeceador y más hábil de lo que anuncia, rápido para desmarcarse, constante en la búsqueda del gol; seguro en la definición e inteligente para no hacer lo que no sabe.
Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA
