viernes, 8 de abril de 2016

Álvez, la mano del huracán.



Barcelona es el más ofensivo del torneo con 2,1 tantos por partido. 
Su estrategia está compuesta por momentos de posesión y fases de recuperación. Más fácil es la recuperación de la pelota que la tenencia del balón. El guión que da identidad a la oncena. Todos obligados a atacar y defender.
El fútbol también es lucha y exige fuerza, espíritu, eso se llama temperamento o garra. La mecanización elimina responsabilidades. Es mejor un equipo ordenado que mecanizado.
La elaboración tiene una estación intermedia manejada por Damián Díaz. 
Un compendio de recursos que desarticula defensas impenetrables. Su rapidez está donde vale, en su imaginación. Talento de pies que saben. Que conocen la pelota. Que pueden llevar a cabo lo inesperado para el rival que lo busca para interceptarlo. Es la medida del equilibrio. Camina acompañado de la pelota. 
Los buenos jugadores están librados a lo que decida su inspiración y su habilidad. 
El ataque posicional del equipo no cambia: dos interiores, wines por los costados y Jonathan Álvez una caja de truenos. La filosofía de juego es más fuerte que su autor. Cuando el nueve recibe, el juego se ilumina. Delantero integral. Distrae la marca con el control o con la posición del cuerpo. Desnivelando ante defensas que se cierran, fija y abre claros. Contra una defensa adelantada se sitúa detrás de los centrales para que estos pierdan visibilidad. Es ilocalizable siempre viene nunca está. Su fútbol es un juego de momentos.
Dentro del área es el rey del compás . Tiene el arco de frente. Le da una vuelta de tuerca al partido. ¿Cómo se puede jugar tan bien al fútbol con tan poco espacio aparente? Álvez es un golpe al vacío que desconcierta al músculo y humilla al cerebro adversario.
Crack a su pesar. Es tan importante con la pelota como sin ella. Pisa firme cuando las dudas pesan más que la confianza en el equipo. La habilidad que gana y desequilibra.
Síntoma de confianza y ajuste. Listo para plantar la pelota en la red.

Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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