viernes, 16 de octubre de 2015

4 de septiembre 2015

Al que roba balones nadie lo marca.



Cristian Noboa con inexorable precisión de anticipo para llegar primero; capacidad de recuperación para volver a tomar contacto con la jugada cuando lo superaron. Es talento base del equipo, acredita la fortaleza anímica y el ascendiente de un auténtico líder. Sagacidad de creador. Sube tocando. Llega tocando y la pelota encuentra la pausa de un freno, de una maniobra pensada. Desde la lejanía maneja el seductor lenguaje del rematador. Explota el recurso de centro gol, esos que se lanzan y caen sobre el primer palo. Le pega con una frialdad alarmante.

Tiene valentía para jugarse en las brasas del área, y decisión para zambullirse, para alcanzar la pelota que pasa lejos de sus pies o su cabeza. Un portón cerrado, impenetrable. Dominante en una zona donde está la llave maestra del juego. 
Se impone cuando el partido pide un jugador de carácter indómito. Desactiva el pase cruzado del rival. Potente y ágil en el impulso. Su salto vertical le permite ganar en duelos aéreos. Buen anticipo y marca a distancia, no le da dos o tres metros al adversario que ya dominó la pelota  y lo enfrenta armado. No queda expuesto ante el rival que se acerca decidido. No permite que se le vaya por dentro. Sincroniza bien el marcaje con Alejandro Castillo. Es un escalón intermedio entre el medio centro y el medio punta para evitar apagones futbolísticos. A veces control y pase, en otras conducción y quiebre.

AB. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

Si un jugador no tiene noción de sus debilidades, difícilmente puede mejorar. La disciplina es una escuela de aprendizaje. El reto de todo p...