viernes, 15 de mayo de 2015

Domínguez, su manera de atajar hace escuela.


Poder de duelo en el mano a mano, velocidad de reacción. Técnica de bloqueo y desvío. Buena colocación respecto al balón y portería. Velocidad para anticiparse a las posibles acciones atacantes. El arquero atrevido que pretende sacar la pelota jugando cuando la situación supone riesgo, es el portero que deslumbra en una tarde magistral, sin errores. Auténtico creador de un estilo, el estar un segundo antes para evitar un vuelo o una intervención arriesgada dos segundos más tarde. Descuelga remates con sentido de anticipo, Buena cobertura de ángulos, intuye jugadas que van a producirse un rato después. Gran corte de balones que cruzan frente a los palos. Achica ante delanteros que sacan el remate sobre el paso de la marcha en el momento que el nueve de área espera un movimiento más del arquero. Sabe distraer en el instante del tiro y eso desarma a cualquiera.

Domínguez camina el área sin sobresaltos, sabiendo donde va dirigida la pelota, conociendo si el delantero es zurdo o derecho. Dirige los movimientos de sus defensores. Tapa el gol irremediable sin estiradas espectaculares, ni dramáticas. Colocándose donde la pelota tiene que llegar. Sus movimientos son medidos. Nada de más. Ninguna tendencia suicida. Lo más simple. Pero a veces los remates suelen ir a los ángulos lejanos y hay que planear, entonces, surcar los aires y detiene la pelota empujada por algún viento que tiene vocación goleadora. Elástico, cimbreante, fuerte y hasta inconmovible. Ya no vuela sólo, lo acompaña la experiencia.

AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

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