viernes, 10 de abril de 2015

Si no cambias heredarás la gloria.


Emelec es la misma pieza teatral. Los mismos intérpretes en escena con otro libreto, con otro prólogo y con otro final. El achique presionante azul tiene un riesgo: se recuperan más balones, pero cuando no se lo logra, se le da un baldío enorme al oponente que comienza a meter pelotas cruzadas a la espalda de la última línea (revisar obras completas Independiente 3-1 Emelec). 

Los centrales y laterales tienen que bascular hacia el costado fuerte del rival, 
para crear situaciones de 2x1, con concentración, lectura táctica y jerarquía. 
Emelec debe mantener orden a través de la posesión  que  contempla circulación rápida para generar superioridades en diferentes líneas del campo.  

La pelota larga debe ser un último recurso, no un dogma. No se puede renunciar al ataque combinativo, que tiene varios automatismos en su dinámica ofensiva: 
juego continuo con parejas verticales por zona interior (Miler-Mena) garantizando amplitud del juego. El mandamiento de equipo que defiende muy cerca de donde ataca, debe mantenerse. La velocidad de la pelota está dada por el número de toques que emplea cada jugador. La mejor estrategia por gestión razonada, 
no por desesperación, sino por maniobra elaborada. No al pelotazo a la carrera, 
ni al entrevero en área rival. Los grandes talentos de la triangulación y los pases de ocho metros deben volver  al método, no pueden pasar a ser anónimos actores de reparto. Los sistemas y las tácticas se dibujan de acuerdo a las características de los jugadores.

AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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