viernes, 19 de septiembre de 2014

MATÍAS OYOLA, GRANDE Y HUMILDE



Matías es la figura de la mirada amenazadora, del esfuerzo desenfrenado, también es tregua que calma, la serenidad que ordena. Porque para verlo todo la prisa no es aconsejable. Marca el territorio. Suele hacer una entrada dura pronto para imponer su autoridad.

En el trabajo gris es eficaz recuperando y dando la primera puntada de un tejido que no se interrumpe y la inspiración llega. Con Álex Bolaños juegan en función uno de otro; capaces de adelantar o replegar la línea pivote de forma coordinada sin que nadie se quede por detrás o por delante.

Actúan escalonados y se cubren alternativamente. Dejan la sensación de impenetrabilidad, llevan al oponente a su terreno. Entonces Barcelona defiende hacia delante.

La última línea lejos de su área, los centrocampistas pisando más tiempo el terreno rival. Y los delanteros encimando la defensa contraria y, a poder ser, abriendo el campo con cuatro hombres de banda. Una buena presión provoca errores en el pase rival.

Hacerlo bien implica un buen juego de posición. Matías quiere más porque una de sus características de crack es sentirse siempre en deuda.

La convicción de robar el balón como instrumento. Eleva la nota del equipo. 
Sube una marcha más, una velocidad superior para hacer saltar los cerrojos oponentes. Ordena aquí y allá, protagonista insustituible. Su vieja mística no disminuye. Movilidad con orden. Saludable agrande. No solo capitán del Ídolo, 
sino su bandera.

AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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