El eje alucinante.
Los cuatro zagueros canarios están para limpiar la zona interior; centrales acertados en los cruces; sin perder cuando anticipan lejos del área, y los laterales ganan altura. Para Pineida la cancha mide más de cien metros de largo cuando sale atacando y treinta de ancho cuando se mueve en diagonal defendiendo. Velasco corta, juega, llega y vuelve. Por la banda es un extremo retrasado. Va al claro pasando por detrás y mostrándose para recibir descargas cortas. Matías Oyola: tiene las líneas de pase rivales sobremarcadas. Al veloz lo anticipa, al hábil le devuelve amague por amague, al astuto le intuye sus intenciones; y a todos los despoja del balón.
Sucesión de galopadas de arco a arco con juego exterior. Protegido con el balón y potenciado con el. Díaz y Oyola cruzan desmarques. Tocando sin precipitarse. Laten como uno solo. Juegan y hacen jugar. Tocan y obligan a tocar. Rotan e invitan a rotar. Un fútbol alucinante que parece simple, porque tiene la espontaneidad de lo imprevisible. Matías está para disputar presión y metros. Díaz es el norte de la brújula. Llega cuando debe.
Barcelona (42 goles)encontró un eje, para que el área oponente tenga visitantes inesperados con contundencia enfurecida y divertida genialidad.
AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA
viernes, 15 de julio de 2016
Romario Caicedo
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