viernes, 31 de octubre de 2014

Hacer hablar a la pelota.


Miller deja el tendal detrás de su gambeta veloz. Tan sutil que, cuando hace un gol a veces no llega la pelota a la red. Gambetea como un recurso más para producir superioridad sobre el adversario, si tiene un compañero cerca lo habilita. 
Nunca parece superado por las circunstancias: no tiene prisa, con frecuencia se reserva un lujo para salir de una situación de apremio. El mejor intérprete del juego al pie y pase al claro. La medular lo potencia, le crea mejores condiciones para sus virtudes. Determinante en espacio reducido. Si no le sale la jugada que imaginó, vuelve, no baja los brazos. Necesita de Mena para la distracción y combinación. Quien pasa de wing a interior. Ambos simplifican todo en la  zona central. 

Defender la pelota es un concepto valioso de la pared Mena-Bolaños. 
La devolución exacta, fundamental para el éxito de la jugada. Inventiva y dominio para la salida inesperada. El manejo de perfil de Angelito es importante, porque si está de espaldas al arco, no le sirve al compañero que viene buscando socio. Miller puede iniciar de ocho, progresar como interior o recibir la pelota a la espaldas de los centrales oponentes. Allí agudiza su ingenio. 
Localiza compañeros detrás de la línea de presión rival. Dicta el tiempo. 
Una corta, una proyección, un cambio de frente, con aparición por todos los lados. Vemos la posesión de la pelota y sus buenas asistencias, pero no todos apreciamos sus movimientos sin la esférica: el entrar y salir de la jugada. 
Lo único que le falta a Miller es hacer hablar a la pelota.

AB. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA


Romario Caicedo

Si un jugador no tiene noción de sus debilidades, difícilmente puede mejorar. La disciplina es una escuela de aprendizaje. El reto de todo p...