viernes, 30 de agosto de 2013

El fantástico volvió


Joffre Guerrón (Beijing Guoan) es un talento extraordinario servido en un envase humilde, popular y querido.
Un ídolo involuntario con destellos de fútbol arte, cuando decide montarse en la gambeta para pasearse sobre el pasto y sacudir el corazón de los chinos y las redes (13 goles en 2013).
En un instante sube y baja frenéticamente, y en otro momento se hamaca hacia la izquierda y hacia la derecha para devorarse adversarios. En ese movimiento imparable y asombroso, lo que no hace Guerrón es dar tregua.
Representa la buena conciencia del fútbol, aquella que sostiene el juego rococó y el resultado como un mandamiento.
Su generosidad técnica, no le hace perder el enfoque: profundiza la caída de la marca; emblema en paredes cortas; no usa el catálogo de soluciones conocidas, las crea. Donde habitualmente manda la impaciencia, porque la contra es una jugada urgente, Guerrón no teme a la demora. 
Suele esperar criteriosamente el momento justo para optar entre la asistencia o la maniobra personal.
Hace de primera presión arriba; sabe que si el rival supera esa línea tiene espacio para la contra.
Una cosa es la técnica individual y otra la técnica colectiva, la que se pone al servicio del equipo ecuatoriano en movimiento.
La nuestra es recuperar y salir; defender por acumulación; dos líneas como mínimo por detrás del balón, mucha intensidad posicional y no confundir velocidad con urgencia.
Guerrón en esa partitura está comprometido con la creatividad, elige bien el tiempo y la forma. 
Se mueve en diagonal aunque a veces no reciba juego.
Tiene el punto de partida retrasado para buscar al compañero de área con asistencia al claro. 
El tiempo consolida al jugador, pero también lo destruye, Joffre Guerrón está entero.
Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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