viernes, 17 de mayo de 2013

Valencia: el poder y la gloria


Anthony Valencia, combinación de habilidad técnica y gestión del espacio. Un wing de esos que ya no se fabrican, casi de antología, único. 
Color y aroma de fútbol en Manchester United; perfume festivo. 
Su pie diestro es envolvente para cubrir el balón. De físico inaccesible e intimidante. Los defensores fuertes rebotan y los rápidos no saben por dónde anticipar. "En esta época solo se valora ganar. Está derrotado el que no busca,   el que no se esfuerza, el que acepta quebrarse", dijo Valencia. 
La condición de jugador indiscutible en el fútbol actual no dura mucho. El fútbol es pasional y eso hace que las sensaciones del público varíen. La fama y el olvido transcurren a un solo tiempo.
Anthony defiende atacando; une lo disociado, resta confusión. La jugada crece con él, se construye a su ritmo.
El DT orienta, motiva, induce, corrige y enseña. "Ferguson fue más que un entrenador, fue un padre para mí", dijo con reconocimiento.
 La gratitud no solo es la más grande de las virtudes, sino que crea a todas las demás. 
Valencia está para desenredar la jugada. Su lógica con balón es diferente: demora a veces rezagando los movimientos del desequilibrio definitivo, buscando el lado menos protegido del rival, aviva la celeridad en otras oportunidades con el método de ir acomodando el partido a lo que quiere y a lo que le conviene. Es rápido tanto en desplazamiento como en las partidas. Sin que su velocidad disminuya con el desgaste del partido. 
"Vivo sin miedos. El miedo es la única cosa que se vuelve más pequeña cada vez que te acercas a ella", dijo Antonio Valencia con una indomable avalancha de amor propio.
Roberto Bonafont @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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