eS DRAMA SI PIERDES IDENTIDAD
Emelec maneja dinámica
grupal marcada por la comunicación entre líneas. Presión sobre la pelota,
presión sobre la descarga.
Cuando se achican los
espacios, los anticipos son fáciles. Es más fácil recuperar en bloque de 30
metros que cuando se sale a anticipar a espacio descubierto. No se puede salir
a recuperar de a uno.
Valencia es un extremo
de fábula. Se la dan cuadrada y él la devuelve mansa y justa. Mondaini y Marcos
Caicedo son el fútbol. Dotados de un manejo fácil y claro. Esa tendencia a
simplificar cada jugada, haciendo fácil lo imposible. Sorprenden a rivales que
esperan una gambeta de más o un toque para acomodarse.
El DT Quinteros abandonó
la teoría de poner a un futbolista que desequilibre y otro cazador de balones.
Se decidió por jugadores de características similares con complicidades
técnicas que convirtieron al equipo en ilegible para el adversario: estrategia
operativa.
Un solo jugador no puede
dar equilibrio al equipo. Un equipo equilibrado depende del grupo absoluto.
Emelec ante D. Iquique
por la Libertadores no pudo mantener la imagen sólida que muestra en el torneo
local (cinco jugados, todos ganados). Dos goles seguidos (15 y 22 minutos)
acercaron nubes amenazantes sobre el cuadro azul y llovieron palos. Wila
entregaba la pelota y la pelota no volvía. El equipo permitió que el rival le
maneje el balón.
Vivió el partido en
secuencias descontroladas. El vértigo no alcanzó para tener buen funcionamiento
ante un rival que sabía menos.
Un remate de Mondaini que salvó el arquero y
otro lanzamiento peligroso de Valencia que golpeó en el vertical fueron el
resumen de su ataque.
El Bombillo que venía
asombrando con su liturgia de toque y gol no sabía dónde había dejado su primer
capítulo.
Roberto Bonafont - @robertobonafont
COLUMNISTA