viernes, 2 de noviembre de 2012


EL CLÁSICO Y SUS NOMBRES PROPIOS 

El fútbol es más rápido cuando tiene precisión. Hay que salir de los espacios reducidos. Jugar a dos toques con eficacia. Banguera corta juego de alto con firmeza, agarrando balón cuando se puede y despejando con los puños cuando viene muy exigido. Sobrándole paño para una gran obstrucción. El arquero se puede equivocar.     No dudar. Ahora no vuela, solo lo acompaña la experiencia. Zumba: cuando más cerca de la raya del arco se coloca, más lejos está de ese lugar. Debe retirar compañeros de su área chica. Es incorrecto que al arquero lo rodeen; le ocasionan un enigma más. No puede desplazarse en libertad y le quitan visión panorámica. Díaz: después de la gambeta, el toque; no deja que el adversario se recupere y tome posición. Tira la pared sobre el tercer paso, porque si la hace después, no hay tiempo ni espacio. Mondaini entiende los misterios del balón; interpreta las velocidades que recomienda el juego. Conduce, regatea y pasa. Su fútbol es una creación deslumbrante de claros. Un wing de soluciones imprevisibles. Arroyo: talento devoto de un mandamiento que siempre realiza milagros, de la estrategia que nunca falla: ganar la pelota y guardarla. Su remate es atómico. Matamoros es una espontaneidad coherente. Su velocidad consiste en saber frenar. Cambia el ritmo, viene rápido y frena de golpe y todos pasan de largo. Ataca por afuera y mete de rastrón. Lo importante es tener la pelota; desmoraliza y desgasta al rival. Narciso mueve el balón con precisión, atrayendo a toda la defensa rival.         Tiene valentía y pegada. Mina junta las tres maravillas humanas del balompié: memoria, emoción y grito de gol. Marlon de Jesús está aprendiendo que la precisión la da el cuerpo, el cuerpo es la brújula. Cuando gatilla erguido,     la pelota sale como bala de cañón, se eleva y después cae. Cuando se encorva hacia delante, el esférico sale recto,     sin curvas y llega más rápido a la red.                        
En el partido inmortal, el talento tendrá la última palabra.

Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

Si un jugador no tiene noción de sus debilidades, difícilmente puede mejorar. La disciplina es una escuela de aprendizaje. El reto de todo p...