Ecuador es orden y aventura.
Juan Arango
gestó la jugada y los claros aparecieron, el llanero lírico metió un violinazo bárbaro desde 25 metros y
fue un afiche de gol (5 min). Ecuador cerró las líneas de pase a los
venezolanos, lo que no implicaba presionar al medio campo rival sino
condicionar, sus vías de toque. Cortadas las líneas de pase quedaron lastimadas
las posiciones de recepción de pelota. Se actuaba sobre el destino del balón. La
presión ecuatoriana se aplicaba con orden racional. Castillo y Noboa
decidían entre presionar o temporizar.
Con este método se aisló a Juan Arango de Martínez y Rondón.
La velocidad del
juego dependía de los medio centros y extremos. Valencia soportó la marca
hombre de Rosales, por la otra orilla Arroyo quien elegía bien y ejecutaba
mejor, recibía libre.
Con la zona presionante hacia adelante, Ecuador gastaba
menos energías, presionaba para jugar, no para interrumpir el partido.
Era el
comportamiento ofensivo de la defensa. Se ganaba orden, posesión y acciones
combinadas en ataque. El balón se movía con rapidez para evitar choques. Arroyo
abrió juego desde el rincón de la bandera (23 min), Benítez saltó impulsado por
un resorte invisible, cabezazo cortante de picada contra el pasto. Castillo
sembró desconcierto, dominó a distancia sin ser alcanzado, sorprendió sin ser
anticipado y gatilló sin ser tocado (1–1).
Arango no había
perdido su esplendor, terminó rematando un balón en el vertical (54 min) cuando
Venezuela estaba erosionada, sin laterales profundos. Arroyo replicó como
extremo intuitivo e insinuante, devastador de defensas innumerables. Disparó
con toda su potencia. Y, cuando su gol
vibraba en el aire se interpuso el horizontal (66 min).
Los atributos básicos
que definieron a Ecuador como equipo compacto fueron:
1– El equilibrio en las
transiciones.
2–La presión, que sumó
defensa individual, orden zonal más intensidad del ritmo de juego.
Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
Columnista