♫Amarilla
se pone, y yo se cuál es la razón…♫
El método de
ataque de Ecuador se apoyó en las rotaciones, un principio fundamental para el
juego ofensivo, se buscó provocar el desorden del bloque uruguayo. Felipao creó su propio espacio
donde sólo se veían piernas; una potencia devastadora, un ciclón que arrasó con
todo, Lugano lo trabó desde atrás: penal (6 min.). Modelo de gol, con balón
colocado que se frenó mansito en las piolas. Felipao dejó el temor pintado en el
rostro de Muslera.
Ecuador durante
25 minutos puso la última línea más adelante y presionó a Uruguay en la salida.
El relevo lo hizo cuando perdió el balón, no antes. El desdoblamiento lo aplicaba
con precisión de cronómetro. La contra estaba basada en pases largos que
agilizaban el juego; se conseguía que el rival no tenga tiempo para replegarse.
En pérdida de balón todos los jugadores incluidos Benítez y Felipao sólo tenían
que correr 5-7 metros para recuperarlo, en un esfuerzo coordinado de bloque.
Ecuador, liderado
por Anthony Valencia tocaba y tocaba, hasta que la posición de los uruguayos
inducía a buscar la vertical.
Benítez de contra en una limpia exposición de ingenio
y clase fue derribado por Muslera dentro del área. A interpretación del juez Amarilla
no fue falta, sino una simulación de Chucho. Era roja para Muslera como último
hombre y penal, el central amonestó con amarilla al ecuatoriano (61 min.). El
perfil orientado de Cavani se encontró con un mal rechazo de Minda y Erazo, el
delantero ejecutó el empate dramático para los uruguayos. Benítez el fecundo y
ocurrente creador desconciertos, encaró y pasó al vacío justo del área (86 min.).
Muslera tuvo
cálculo anticipado, el zarpazo mortal se quedó en las manos de un arquero que
evitó el gol hecho. En los minutos de adición, el sospechado juez le mostró la
roja (segunda amarilla) a Valencia en una
jugada sin historia con Godín. Amarilla vio humo donde no había fuego, nos dejó
seis amonestados, un amargo sabor a ceniza en la boca y un libro abierto de quejas.
Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
Columnista