viernes, 21 de septiembre de 2012


Así se define en el Paraíso.

Damián Díaz  comenzó a gambetear en horizontal con la vitalidad de lo diferente, unido a la energía de un fútbol inimitable. 
Michael Arroyo creó su espacio para recibir libre, con una velocidad mental memorable, obligó a la marca a tomar el tranvía equivocado. 
Descargó un remate sin ninguna concesión, sin tregua (BSC 1–0 Cobreloa). Al minuto siguiente (7), mala entrega de R. Oyola, que aprovechó Canio, cuando en la cobertura canaria pesaban la desorientación y la impotencia. José Díaz colocó la pelota donde la imaginación se propuso, y empató con un coraje sin limitaciones. Los canarios presionaron, recuperaron el esférico y salieron  al ataque. Se desdoblaron en el momento preciso, ocupando la cancha a lo largo y ancho. Lanzamiento de esquina de Matías Oyola, Jairo Campos por intuición llegó antes que el arquero. 
Un gol con precisión y malicia ( 2-1). Arroyo se cortó en diagonal en una ráfaga de ingenio, hizo tres cambios de rimo en una misma jugada, dejó 4 rivales sembrados. Sacó un tiro que metió miedo, el silbido de la pelota por el aire se detuvo en la red (3-1), y temblaron las columnas del Monumental. Troncoso ganó a galope corto, Roco la bajó de cabeza, Abarca empujó la pelota de gol. 
A Banguera  el olor a espanto lo enloqueció (2–3). Cobreloa creaba superioridad en el medio con volantes y le sacaba  el balón al canario. 
Barcelona marcaba con muy poca gente y comenzaba a complicarse. Error de Erazo en salida, la pelota rebotó en Lima, Troncoso le pasó el plumero al instrumento  y empató a tres.
Con De la Torre y Matamoros, agrandó a línea de cinco en el fondo y en el medio tuvo más recuperación. Jairo Campos levantó una pelota con alarmante frialdad, Díaz, un violinista vestido de jugador de fútbol, se lanzó en tijera para el grito de la clasificación.    
El arquero Palos quedó desvanecido como algodón al aire. 
Cuando entró la pelota en la portería de los ojos de Damián Díaz salieron relámpagos. 
El fútbol había alcanzado su clímax de vibración y brutal belleza.

Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
Columnista

Romario Caicedo

Si un jugador no tiene noción de sus debilidades, difícilmente puede mejorar. La disciplina es una escuela de aprendizaje. El reto de todo p...