Lo
ahora demostrado fue imaginado
Barcelona vuelve a mostrarse a la altura de su vieja grandeza. Gustavo
Costas sienta a la duda en el sillón de la fe, con una propuesta futbolística
distinta.
Todo empieza y termina con el balón. El objetivo: cómo atacar bien para
defender mejor. En posesión del esférico, los jugadores están en posición de
desmarque. Y aparece el pase de conservación, pase de progresión y pase de
finalización.
El cuadro canario actúa con línea de cinco; Matías Oyola lucha como
interior hasta el último silbato. Un talento que tiene ese segundo de
diferencia a favor, propiedad única de los grandes catalizadores. Carlos Gruezo
sin eclipses, corte, enganche, freno, amague y salida.
Luis Caicedo defiende metiéndose entre los tres centrales, cuando algún
back cae a la banda e igualmente, si un central se adelanta en quiebre de
línea, persiguiendo a un atacante, Caicedo pasa a la última raya cubriendo el
espacio libre creado por el adelantamiento del compañero.
Los restantes jugadores colaboran en ataque; los laterales, los medios
ofensivos, el punta de área, y dos extremos: Jackson Quiñónez capaz de dibujar
jugadas en cada centímetro de pasto y Arroyo bajo el signo del gol. Consiguen
la posesión del balón al actuar las líneas muy juntas, apoyándose en todas las
jugadas con elevado ritmo en el manejo del balón, control de los claros, mucho
toque y tenencia.
El poseedor del balón puede inventar, no hay comedia si lo pierde,
porque el bloque está para corregir.
Barcelona ha creado más situaciones de
gol, perdiendo el balón y recuperándolo rápido, que cuando inicia un ataque.
Porque al atacar, el rival está sistematizado para defenderse, pero no al
apoderarse de la pelota; rescatan el balón y disminuye el marcaje en las
líneas; determinados defensores se desdoblan para la ofensiva y, la pérdida de
pelota, los sorprende desequilibrados, con la artillería canaria muy próxima a
su portería. Una buena manera de defenderse de los demás es procurar no
parecerse a ellos.
Ab. Roberto Bonafont - @robertobonafont
COLUMNISTA