viernes, 18 de mayo de 2012


Valencia, su talento se pasó de la raya.

Valencia es el abrazo del fútbol y su voz propia. 
Hace lo que siente y lo que debe, convierte la magia en mística. Amurado a la raya de cal es más escurridizo de lo que aparenta.
Su tranco incansable, su infalible anticipo. Defiende el balón con una astucia que supera la potencia, tiene coraje para pedirla siempre y valentía para soportar los golpes, cuando el tiempo está enemigo, con cielos negros y días de tormenta.
Una personalidad cercana al atrevimiento, que da mucho sin mirar a quién. 27 partidos; 4 goles. No tiene envidias. La envidia es una espina que crece para adentro.    
Su talento trabajó para 13 asistencias de gol. Cuando le quedaron las suelas desechas, sintió que había llegado. Realizó 26 disparos envenenados al arco que fueron medio gol.
El mejor extremo diestro del mundo ( apuntó Guardiola), presiona con inteligencia desde la organización. Maneja pases con progresión vertical, su juego llega hasta donde arriba el toque. Desequilibra la primera marca y deja fuera de distancia a la segunda.
Supo interpretar la filosofía popular del Manchester United que prestigia la técnica y la creatividad al tiempo que exige entrega y compromiso.
Los aficionados y sus compañeros de equipo lo eligieron el mejor jugador de la temporada 2011-12. También dibujó el gol más espectacular de la campaña al Blackburn Rovers. Donde fue creador e intérprete de una genialidad de asombro inagotable.
Valencia se guio por el aroma del arco y picó por la banda derecha con desenfado técnico. Y la puso al palo olvidado de la resistencia. Fue un remate cruzado, hiriente y despiadado. Poco quedó del portero imbatible.
Gritó el gol con el cuerpo temblando, con el nudo de la angustia que de pronto se soltó en una descarga descontrolada, pero entre el estallido enloquecido de la tribuna, se destacó su alarido.
Anthony Valencia echó su rebeldía acumulada. 
Mientras su gol subía a la historia.

Ab. Roberto Bonafont - @robertobonafont
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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