viernes, 27 de abril de 2012


Sevilla es la grandeza de lo simple

En Independiente nada está librado a la influencia de un 'puede ser'. Cuando se pierde la pelota no es una fuga masiva hacia posiciones de defensa. Es un repliegue ordenado, tapando y retardando el avance contrario hasta borrarlo en el cuadrado que se forma cerca de la media luna con doble pivote y centrales; por las orillas, doble marca.
Nadie puede esperar la pelota al pie. Nadie puede pretender que la pelota lo encuentre accidentalmente destapado. El método Sevilla: movilidad permanente. Desmarcarse. Tocar y salir. Ir en busca de la pelota, sin resignarse a que ella llegue por propia decisión.
El balón es un refugio en el que Independiente encuentra respiro cuando llegan los malos momentos. Su fortaleza está en el medio, donde Samaniego maneja un shot de fantasía, con esa vibración fría que tienen los hechos repentinos y sorpresivos. Guerrero es un perfil orientado, haciendo valer su enorme habilidad para el juego corto; entre los tapones de punta del contrario y los tobillos de Fernando sólo cabe una hoja de navaja. Con Henry León el fútbol se pone a pensar. Volante de equilibrio que lee la pelota. Los grandes partidos miden a jugadores como Vinicio Angulo. Fútbol de toque, paredes, freno, que deslumbra con gol.
Táctica: posicionamiento avanzado. Presión selectiva y en zona. Un equipo preciso en velocidad de anticipo, velocidad mental y velocidad de ejecución. Independiente espera poco y descansa con la pelota en los pies. 
El sistema de Sevilla permite que los jugadores, las posiciones y el balón estén juntos. Sus extremos son innegociables. El extremo es el único que perdiendo la pelota genera mínimo riesgo. Obligado a jugarse el uno contra uno. Además que permite empezar la presión cerca del área rival. 
El DT prefiere los errores del entusiasmo (Independiente tiene un promedio de 23 años), a la indiferencia de la sabiduría.
Ab. Roberto Bonafont - @robertobonafont
COLUMNISTA


Romario Caicedo

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