Perfume de gol
Cristian Benítez prefiere jugar en las regiones inalcanzables de la fantasía. Virtuoso del manejo y toque. El partido está en toda la magia de su talento y de su habilidad.
Cristian Benítez prefiere jugar en las regiones inalcanzables de la fantasía. Virtuoso del manejo y toque. El partido está en toda la magia de su talento y de su habilidad.
¿Un solo jugador puede cambiar el destino de un partido? Sí, lo
cambia cuando es un nombre propio como Benítez. Un jugador de ajedrez con balón
en los pies.
No le molesta picar 8 o 10 veces al claro, aunque no la reciba.
Porque sabe que una vez que la pelota se encuentre con su pique, está la
posibilidad de romper el arco. Campeón con Santos del Clausura 2008, marcó diez
goles y celebró como el mejor jugador de la temporada. No lo fatiga luchar con
la marca insistente, dura y desleal. "Yo no fracasé en Birmingham (4
goles, 2009)". La mentira se pone en contra de quien la inventa. En la
cancha el mejor maestro es el tiempo; incluso sin necesidad de que hagas
preguntas, te da las mejores respuestas. Goleador máximo con 14 goles con
Santos Laguna en el Apertura 2010. Sabe ubicarse para que lo busquen y habiliten.
Se las arregla para acomodar la pelota y dejar al rival de costado.
En Santos
Laguna definiendo como un relámpago convirtió un total de 52 goles. Cuando la
vida te niega una cosa es porque te tiene preparado algo mejor.
"Me quedé
en el América (14) -ficha de 10 millones de dólares-, porque a veces las
huellas sirven para saber qué camino no tomar de regreso. Europa puede
esperar". Siempre concentrado, apuntando hacia el objetivo. Facilita la
entrega, cuando pica gana, porque sale rectamente hacia adelante sin necesidad
de darse la vuelta. Difícilmente se lo encuentra mal perfilado. Lo habitual es
que su hombro esté apuntando hacia uno de los palos del arco. La grandeza de un
hombre consiste en reconocer su propia pequeñez. Confianza y personalidad. Benítez
(112 goles) es capaz de gambetear a cuatro rivales en una baldosa y meter una
pared por el ojo de la cerradura.
Ab. Roberto Bonafont
@robertobonafont
Columnista