viernes, 16 de marzo de 2012


Jeff Montero, alma de wing 

Sus pies ejecutan una sincronización perfecta; ni una fricción, ni un roce.
Siempre la pelota sale con la medida exacta que parece fácil de cortar pero que se hace inalcanzable porque tiene la calibración adecuada para que pase a veinte centímetros del rival. Su concepto fundamental del fútbol está en tocar y moverse. Con despliegue al mandato de la pelota, sea para recuperarla o para recibirla. El pase lo hace brillante, el que se desmarca. Jeff no confunde técnica con velocidad. 
Pone técnica cuando mete un cambio de orientación de cuarenta metros o devuelve un pase de primera; crea paredes cortas y largas. Su habilidad está asociada a la gambeta.
Gambetea rivales limpiando terreno sin tener que encontrarlos otra vez a dos metros.
Según Diario As (Betis 2 Real Madrid 3): "Montero estuvo incontrolable y encaró a Marcelo hasta confundirlo y dejarlo al zaguero brasileño con la cara sonrojada (por la vergüenza). Su gol tuvo tanto de genio como colocación". Jeff es virtuosismo químicamente puro. Facilidad de improvisación, ductilidad de manejo. Tiene imán para seducir la pelota apretándola contra el pasto: ejerce fuerza de atracción. 
Diario Marca: "Montero el veloz y fantástico delantero ecuatoriano encontró el empate (2-2) tras un tiro de esquina, cuando Arbeloa no acertó a rechazar un centro y el balón quedó para el ecuatoriano, que fusiló a Casillas.
Montero se convirtió en el héroe durante muchos minutos. Un remate del ecuatoriano pegó en la mano de Sergio Ramos, era penal, el juez no lo pitó".
Nunca su gambeta termina en un inocente driblar de botines. Es decir termina en un callejón sin salida. 
En la mayoría de los casos es una gambeta positiva. Su filosofía de juego es alternar la gambeta con la pared. Mientras la pueda poner bajo la suela, el equipo tiene la manija del partido. 
Por su facilidad para transitar la cancha por donde no hay nadie.
Jeff (6 millones euros), juega en equipo.

Ab. Roberto Bonafont - @robertobonafont
Columnista

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