Jeff Montero, alma de wing
Sus pies ejecutan
una sincronización perfecta; ni una fricción, ni un roce.
Siempre la pelota
sale con la medida exacta que parece fácil de cortar pero que se hace
inalcanzable porque tiene la calibración adecuada para que pase a veinte
centímetros del rival. Su concepto fundamental del fútbol está en tocar y
moverse. Con despliegue al mandato de la pelota, sea para recuperarla o para
recibirla. El pase lo hace brillante, el que se desmarca. Jeff no confunde
técnica con velocidad.
Pone técnica cuando mete un cambio de orientación de
cuarenta metros o devuelve un pase de primera; crea paredes cortas y largas. Su
habilidad está asociada a la gambeta.
Gambetea rivales
limpiando terreno sin tener que encontrarlos otra vez a dos metros.
Según Diario As
(Betis 2 Real Madrid 3): "Montero estuvo incontrolable y encaró a Marcelo
hasta confundirlo y dejarlo al zaguero brasileño con la cara sonrojada (por la
vergüenza). Su gol tuvo tanto de genio como colocación". Jeff es
virtuosismo químicamente puro. Facilidad de improvisación, ductilidad de
manejo. Tiene imán para seducir la pelota apretándola contra el pasto: ejerce
fuerza de atracción.
Diario Marca: "Montero el veloz y fantástico
delantero ecuatoriano encontró el empate (2-2) tras un tiro de esquina, cuando
Arbeloa no acertó a rechazar un centro y el balón quedó para el ecuatoriano,
que fusiló a Casillas.
Montero se
convirtió en el héroe durante muchos minutos. Un remate del ecuatoriano pegó en
la mano de Sergio Ramos, era penal, el juez no lo pitó".
Nunca su gambeta
termina en un inocente driblar de botines. Es decir termina en un callejón sin
salida.
En la mayoría de los casos es una gambeta positiva. Su filosofía de
juego es alternar la gambeta con la pared. Mientras la pueda poner bajo la
suela, el equipo tiene la manija del partido.
Por su facilidad para transitar
la cancha por donde no hay nadie.
Jeff (6 millones
euros), juega en equipo.
Ab. Roberto
Bonafont - @robertobonafont
Columnista