Guayaquil 9 de febrero 2012.
El fútbol
no es un juego de ángeles.
¨Búsquense un buen arquero, un buen central, un buen
cinco, un diez y un goleador…y después, los demás puestos cúbranlos con sus
familiares, si quieren¨, gritaba Toto el año pasado. En el fútbol no te
perdonan si dejas de triunfar, y te detestan si ganas siempre. Barcelona está
lleno de gambeta y Díaz. Un talento listo para el amague y la salida
inesperada. Engancha de zurda, y se levanta el Monumental. Su gambeta veloz le
saca viruta al piso. Damián Díaz es un fabricante de acontecimientos. Talento
rococó para la tribuna. Para la crítica retiene demasiado la pelota. Siempre
llueve más fuerte sobre los jugadores que más merecen el sol.
Narciso Mina, un goleador para siempre, para siempre
está compuesto de ahora. Matador de esquives cortos y pases precisos. Parece
una pieza de ajedrez movida por hilos. Cuando llega con la pelota al área, la
marca no sabe dónde pararse, porque la mece entre los pies, cimbreándose. Como
además de fino es inteligente y certero,
pone su sello: frentazo perfecto y tiro corto (sus dos goles).La mente
se encuentra donde pongas la necesidad.
Carlos Grueso (16): capaz de tirar un túnel cerca de
su área. Y los tira de ida y vuelta, ante el mismo delantero que ha entrado
como un ciclón. Humilla tocando. No renuncia a la lucha áspera de medio centro.
Ganador en el uno contra uno.
Pablo Luguercio, no salta, vuela. No remata, la
engancha en el aire con el taco o el empeine o la sabiola para dejarla suavemente
en el red. Un estilista que tiene música hasta en el nombre.
Marlon de Jesús devuelve paredes que llevan medio
gol. Usa la diestra como pincel para dibujar jugadas y firmarlas. Primer
violín: Marlon de Jesús es incapaz de tocar una nota de mal gusto a la hora de
interpretar su fútbol lleno de inspiración y elegancia con gol.
Fernando Gaibor muestra su acostumbrada sagacidad
para el toque y la búsqueda de claros. Su show consiste en una exhibición
acabada de recursos técnicos y mentales.
La pelota viene llovida como plomo. Gaibor la
desinfla sobre su empeine, y en silencio se la levanta al portero y es gol. El
silencio en el sonido de la nada. Maestría técnica que pone el balón donde y
como quiere. Maneja el juego con sangre fría, crea la maniobra de gol en lo
caliente del partido.
AB. ROBERTO
BONAFONT
COLUMNISTA