viernes, 10 de febrero de 2012


Guayaquil 9 de febrero 2012.

El fútbol no es un  juego de ángeles.

¨Búsquense un buen arquero, un buen central, un buen cinco, un diez y un goleador…y después, los demás puestos cúbranlos con sus familiares, si quieren¨, gritaba Toto el año pasado. En el fútbol no te perdonan si dejas de triunfar, y te detestan si ganas siempre. Barcelona está lleno de gambeta y Díaz. Un talento listo para el amague y la salida inesperada. Engancha de zurda, y se levanta el Monumental. Su gambeta veloz le saca viruta al piso. Damián Díaz es un fabricante de acontecimientos. Talento rococó para la tribuna. Para la crítica retiene demasiado la pelota. Siempre llueve más fuerte sobre los jugadores que más merecen el sol.

Narciso Mina, un goleador para siempre, para siempre está compuesto de ahora. Matador de esquives cortos y pases precisos. Parece una pieza de ajedrez movida por hilos. Cuando llega con la pelota al área, la marca no sabe dónde pararse, porque la mece entre los pies, cimbreándose. Como además de fino es inteligente y certero,  pone su sello: frentazo perfecto y tiro corto (sus dos goles).La mente se encuentra donde pongas la necesidad.

Carlos Grueso (16): capaz de tirar un túnel cerca de su área. Y los tira de ida y vuelta, ante el mismo delantero que ha entrado como un ciclón. Humilla tocando. No renuncia a la lucha áspera de medio centro. Ganador en el uno contra uno.
Pablo Luguercio, no salta, vuela. No remata, la engancha en el aire con el taco o el empeine o la sabiola para dejarla suavemente en el red. Un estilista que tiene música hasta en el nombre.

Marlon de Jesús devuelve paredes que llevan medio gol. Usa la diestra como pincel para dibujar jugadas y firmarlas. Primer violín: Marlon de Jesús es incapaz de tocar una nota de mal gusto a la hora de interpretar su fútbol lleno de inspiración y elegancia con gol.

Fernando Gaibor muestra su acostumbrada sagacidad para el toque y la búsqueda de claros. Su show consiste en una exhibición acabada de recursos técnicos y mentales.
La pelota viene llovida como plomo. Gaibor la desinfla sobre su empeine, y en silencio se la levanta al portero y es gol. El silencio en el sonido de la nada. Maestría técnica que pone el balón donde y como quiere. Maneja el juego con sangre fría, crea la maniobra de gol en lo caliente del partido.

AB. ROBERTO BONAFONT
COLUMNISTA

Romario Caicedo

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