viernes, 17 de febrero de 2012


16 de febrero 2012.      
 
Antonio Valencia:  Fútbol  Fantástico.

Por las calles de Manchester, Antonio Valencia deja 100 autógrafos en cada cuadra que camina. Su fútbol contiene un ingrediente vital del fútbol de ataque: la sorpresa. 
El triunfo, la fama, la consagración, parecen no tocar sus sentimientos. 
¨Soy humilde de rango¨. A los 26 años está en el equilibrio ideal entre la madurez y la condición atlética-técnica. ¨De todo se aprende, de los malos momentos, todavía más¨. Amagar es engañar con elegancia. Él maneja una asombrosa capacidad de concentración, unida a una velocidad de desplazamientos y potencia inusual; una  soberbia capacidad de improvisación. Su técnica ahorra tiempo, primer principio de la velocidad. ¨Antonio Valencia es un jugador fantástico y muy generoso¨, dijo Rooney. Y, tiene razón. Lo único que no entra en este personaje, es el egoísmo y la envidia, esos pecados no los conoce. Maestro inspirador, en 17 partidos: 2 goles, 10 disparos envenenados a puerta, 9 asistencias de gol. ¨Sin dudas Antonio Valencia es el mejor extremo diestro de Europa¨, apuntó Guardiola DT F.C. Barcelona. Con una galera en cada pie, para hacer trucos imposibles, los pases de magia que llevan a las tribunas hasta el delirio. En los duelos uno a uno, anula totalmente al rival. Hasta le sobra fuelle para irse sobre otros dos, como lateral o extremo. Gana con recursos limpios. 
Antonio no marca los goles que Cristiano Ronaldo nos tenía acostumbrado,pero es más jugador de equipo. También es mejor que Kanchelskis, quien buscaba más los espacios para ganarles las espaldas a los defensas, mientras que Antonio se involucra en la tenencia y abrirse paso con asistencias y filtradas y vencer la marca¨, dijo Ferguson.
Es asombroso verlo cortar paredes en su área, sacar pelota asegurada y picar cuarenta metros en busca del pase largo. Cuando el partido está borroso y nublado, pica por el lateral diestro y comienza la fiesta. Todo el estadio de pie. El amague, el deslizamiento. La marca pasa como muñecos ofrecidos para el sacrificio. El pique largo que decide con depurada factura. Y los rivales van fuerte para ganarle las piernas. Y allí quedan resignados sobre el pasto, indecisos y trémulos, mientras un Valencia lírico se asemeja a esos bailarines equilibristas de Bolshoi (ballet ruso), dibujando figuras en el aire con seductora exhibición. Y un rival que llega, y el amague. Y otro que pasa, y la derecha que corta. Y la zurda que protege. Hasta que llegó al final. La asistencia de medida justa para que Rooney concluya con el latigazo terrible que no deja ver la trayectoria de la pelota, un deleite en forma de gol.

Ab. Roberto Bonafont
Columnista

Romario Caicedo

Si un jugador no tiene noción de sus debilidades, difícilmente puede mejorar. La disciplina es una escuela de aprendizaje. El reto de todo p...