viernes, 13 de enero de 2012

Luciano Figueroa y el gol nunca dejaron de ser amigos.

Para ser goleador no alcanza con ponerse la camiseta gloriosa y tener viento a favor. Un gol es un temblor de un ratito, un mimo del destino, una felicidad con desconocidos, el cielo en la garganta de la tribuna.
 ¿Cuál es la virtud de Figueroa? Que los defensas nunca lo ven. Está todo el partido  entrando y saliendo del área. Distrae por el primer palo y, de pronto, se corta y pica al segundo vertical. Y el defensor pierde el rastro. Llega y gol. Tiene peso en el resultado y el juego.
El péndulo del destino lo situó goleando en Rosario Central (47),River Plate (3),Boca Jrs(8),Birmingham (0),Cruz Azul(21),Villarreal(7),Genoa (5) y Selección de Argentina (9).¨En Emelec quiero marcar goles con saltos mortales. Falta que convierta alguno desde lo alto de un trapecio para completar la colección¨, lo dijo con humildad. El talento de los cien goles tiene en su espalda el peso de su historia.

Es un perfil orientado, cruzando la cancha como una ráfaga llameante para pegarle a la pelota y colocarla ,o encarar al portero, obligándolo  a jugarse ; se le escapa con gambeta larga –hacia la derecha o la izquierda- con genialidad. Y una vez que dejó atrás al arquero, Luciano Figueroa no perdona, porque mantiene su concentración total en la pelota y en la jugada hasta que  termina en la red. ¨Las lesiones son un amargo recuerdo. Soy encarador , ante defensas que me esperan con los tapones de punta¨ Nunca se subió al tren después que pasó. Son cachetazos  que le dio la vida.

Inventa el espacio presionando arriba, pero con profundidad, sin jugar balones horizontales. Domina y mueve el balón en vertical. Está en el rebote.No se atropella para dar el tiro de gracia. Acierta con la distancia justa para no ubicarse  en la marca, se tiene fe para romper el anticipo. La base de su fútbol no es sólo su físico, sino la técnica. Posee chispa resolutiva en acciones sueltas. Juega el panorama del arco. Un goleador puede estar bien o mal de ánimo, lo que no puede es dejar de pensar en el arco rival. El fútbol no es una profesión común. No se puede ser jugador sin quererlo, sin sentir pasión por practicarlo. Luciano Figueroa  juega al fútbol como si en lugar de envolverse los pies con botines, estuvieran calzados de esperanza; trabaja el partido entre defensas duras y marcaciones ásperas, infranqueables. Sereno para frenar la pelota y preciso para pegarle de revés, al costado del arco. Y de cabeza alcanza a darle al balón la trayectoria deseada: un disparo sin silenciador. Cuando el arquero levanta las manos la pelota está volviendo de la red. ¨Para mí el fútbol es la alegría de jugarlo¨

El gol no tiene fecha de vencimiento.Los grandes talentos pueden ganarle al olvido. Luciano no está  caído la memoria.No quiere ser una sombra en las estadísticas. Es la esperanza ofensiva de un equipo cuya magia para embocar se apagó. Luciano Figueroa en Emelec no sueñes lo que otros han logrado, logra lo que jamás nadie ha soñado.

Romario Caicedo

Si un jugador no tiene noción de sus debilidades, difícilmente puede mejorar. La disciplina es una escuela de aprendizaje. El reto de todo p...