viernes, 17 de noviembre de 2017

Un jugador de certezas


Emelec funcionó a través de conexiones. Barcelona intentó desconectarlo de atrás hacia delante para que no tengan influencia los laterales, ni Lastra ni Gaibor en salida. Cuando le llegaba el balón a Luna, lo aguantaba y empezaban a salir los volantes azules de frente. Oyola cortó con infracción un avance interior de Fernando Luna. 
Pinillo ejecutó de rastrón, el balón tocó el pie de Mondaini y entró en la portería (1-0). Emelec tenía buena relación en todas las acciones del juego. Sus talentos peleaban el balón con vehemencia. Laterales auxiliados por extremos para doblar marcas por fuera. El juego de equipo no se apoyaba solo en la genialidad de uno o tres talentos, eso era un riesgo. El verdadero soporte del Bombillo fue el funcionamiento, consolidado por el ensayo. Ningún defensor podía quedarse mirando la pelota y descuidar la espalda. La prioridad era el adversario. 
Respuesta defensiva. Respuesta anímica. Había que tomar la posición del  delantero rival.
Guagua central con oficio, marcó hombre sin olvidar la pelota. 
Paredes lateral que desdobló, y cuando le tocó defender detrás del central, apareció su mejor versión. Luna lanzó un libre con fuerza descomunal, Beder Caicedo agujereó su propia red (2-0). Todo esquema tiene un riesgo sino se lo hace bien. Emelec estaba hecho de jugadas hilvanadas, triangulaciones, juego vertical interior y apariciones sorpresivas. La liturgia del toque la inició Paredes, Burbano no la retuvo, Gaibor distribuyó, Pedro Quiñónez combinó, Lastra tuvo fluidez  y Ayrton dejó en el piso a Marques. Su manejo de perfiles fue fundamental para tener una visión periférica más amplia del campo. Acomodó el cuerpo a favor del siguiente paso para que la jugada vaya creciendo. Aquello le dio dos segundos de ventaja entonces sacó el zarpazo mortal (3-0) . Ayrton lo potenció todo. Talento filoso, cuya pasión no acostumbra a resignarse. Un jugador de certezas.

AB. ROBERTO BONAFONT - @RobertoBonafont
COLUMNISTA


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