Alemán desde la zurda provoca un vacío que lo tiene calculado. Sus líneas maestras básicas: toque demoledor, aceitados movimientos para la concreción de su obra. Agilita el traslado, para mostrarse en la salida y simplificar con una asistencia. Cuando va por el medio es dribbling cortito, hamaque, movimiento justo de cintura; además viveza y velocidad sorprendente. Nunca deja de mirar el área. Espléndido abastecedor de balones para la apetencia constante de Blanco.
Un 9 de pique sorpresivo y desborde fulgurante; el remate puede sacarlo a la carrera, o estando parado, con o sin impulso. Le pega con cualquier parte del pie o cabeza. No es una tibia ráfaga silenciada por la marca. Se pone amargo cuando pierde goles, aunque ya le va ganando con perseverancia a esos bajones anímicos.
Miler lleva el partido hacia su ritmo, en cada jugada: Estilo, pausa y juego revelador. Mena lo libera de marcas estrechas que limitan su acción a 25 metros del área grande. Ángel está para que Miler no baje demasiado a buscar , perdiendo sorpresa. Le lleva la pelota rompiendo la armonía del bloqueo adversario, para que Bolaños meta el balón justo, y la asistencia más influyente. Ambos aclaran con dos toques, miden las distancias, profundizan las virtudes de sus compañeros. Poseen la finalización instintiva, la solución inmediata, el desmarque hacia adentro y hacia fuera. La jugada hecha por la zona de la verdad.
Para Almada y De Felippe todo empieza y termina con el balón. El objetivo: cómo atacar bien para defender mejor, siempre con el balón.
AB. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
COLUMNISTA