22 marzo de 2013.
Ecuador indómito.
Paraguay comienza a armarse de atrás hacia delante; de a ratos lo hace del medio hacia el frente . Tiene un medio campo sagaz, que no se estructura en base a jugadores creativos, sino con predominio de hombres combativos y dinámicos (4-4-2). A los que Pelusso les ha asignado roles definidos, tratando de explotar al máximo las condiciones físicas y técnicas de sus dirigidos aplicando pelota larga y segunda jugada. Haedo Valdéz y Edgar Benítez resuelven de contra con fugacidad. Ecuador busca el ideal del fútbol: la velocidad pausada sin caer en la imprecisión, usando el ancho del campo para atacar, desbordar y guardar la pelota los minutos que hacen falta para respirar; cerrarse y achicar terreno, apenas pierde su control; de ese modo juega cuando ataca y lucha cuando defiende. Achilier y Erazo son un seguro de vida para el equipo. Saritama y Noboa saben calcular los riesgos y empujar a los cerebros rivales lejos del área. Invariablemente ocupa extremos para atacar por fuera o para estirar a lo ancho el sistema defensivo rival. Montero muestra su gambeta como arma de desequilibrio con su antiguo brillo. Si el fútbol es una colección de grandes jugadas, Anthony Valencia las hace todas. Imprevisible en sus movimientos, sobre todo en asistencias. Felipao (4 goles), su sentido futbolístico es técnico, sencillo y directo: el ingenio de su fútbol es sinónimo de engaño. Acostumbra a torcerle la mano al destino cuando el partido entra en minutos de terror. Benítez (3) goza de libertad porque Caicedo fija a los centrales e imposibilita que estos salgan al encuentro de Chucho.
La aventura de pensar: nadie cae en desconcentraciones, todos son parte del equipo. El pase aporta diálogo entre las líneas y viveza al juego. La mejor táctica es la mejor técnica.
Ab. Roberto Bonafont - @RobertoBonafont
Columnista